Artículos Logopedia.net - Logopedia, profesión vocacional

Andreu Sauca, Director Científico de LOGOPEDIA.NET, reflexiona acerca de la vocación necesaria en la profesión logopédica y fonoaudiológica en este editorial publicado en el boletín informativo LOGOPEDIA.MAIL número 42.

Pues no, en mi caso no había ningún familiar, amigo ni conocido que en aquel momento tuviese patología del lenguaje, ni yo era consciente de haber tenido problema alguno en mis facultades lingüísticas. Tampoco oí hablar de la Logopedia hasta ya adelantados mis estudios universitarios. ¿Cómo entonces he llegado a ser “Logopeda”?

Yo era uno de esos tantos chicos que en el momento de decidir el camino de sus estudios no tienen nada claro qué es lo que al respecto les dicta su interior y, en consecuencia, actúan por inercia sin tomar realmente una decisión propia y meditada (si es que a este respecto hay decisiones meditadas). Yo quería ser escritor (todavía me sonrío al recordarlo –y no penséis que es una opción descartada-), por lo cual, inicié mis estudios de Filología Hispánica.

Todo iba bien, me gustaba, escribí algún relato corto que como casi todo el resto de mi producción nunca ha visto la luz, y me peleé mucho, mucho, con el latín. Poco a poco se acercaba el momento de decidir la especialidad a cursar en segundo ciclo. Se tenía que optar entre Lengua y Literatura y, en aquel momento todo estaba muy claro, quería hacer “Literatura”.

Pero..., siempre hay un “pero”, un día, en una clase de la asignatura de Introducción a la Lingüística, el profesor Jesús Tusón (a quien desde esta tribuna, si me lee, le agradezco profundamente el influjo que sin saberlo ejerció sobre mi futuro aquel día) habló de los problemas de lenguaje y de los profesionales que se dedicaban a corregirlos. Fue un comentario breve, como de pasada, pero cuando salí de aquel aula (incluso la recuerdo con todo detalle) ya no era el mismo, por fin había encontrado aquello que me encendía por dentro.

Por supuesto no opté por la especialidad de Literatura, sino por la de Lengua y, a falta entonces de la Licenciatura de Lingüística (de haber existido seguro que me hubiera cambiado), elegí todas las asignaturas optativas y opcionales de esta rama, con especial atención a la fonética acústica y experimental y a la fonología.

Como filólogo soy, pues, atípico, ya que de hecho no me especialicé ni en Literatura ni en Lengua española, sino en un híbrido entre ésta última y la lingüística general con especial énfasis en la Fonética experimental.

Al mismo tiempo me informé de dónde podía cursar los estudios de Logopedia al terminar mi licenciatura, me inscribí y me examiné de la prueba de selección. También hice un curso de rehabilitación de trastornos de la lecto-escritura y conseguí trabajo unas horas cada día en un gabinete psicopedagógico.

Al acabar la licenciatura cursé Logopedia. No fue fácil, pues mis posibilidades económicas me obligaban a trabajar de forma simultánea a mis estudios para poder costeármelos... pero este tipo de esfuerzos es otro de los aspectos de toda vocación, ¿no? Y aquí precisamente quería llegar... ¿es la Logopedia una profesión “vocacional”? Yo pienso que sí, estoy convencido de que no puede ser de otra forma. Es imprescindible que en algún momento algo o alguien haya plantado en nosotros esa semilla que abre el corazón a esta profesión. Al respecto, cada uno tendrá una historia que contar (¿porqué no nos envías la tuya?) y todas tendrán en común ese despertar, esa vocecita interior que a uno le dice “por aquí, éste es tu camino”.

Me cuesta mucho pensar en un/a Logopeda sin vocación –aunque no dudo que hoy existan-, sin esa sonrisa interior incluso en lo más duro de su trabajo.

Desconozco qué pensáis todos vosotros y reconozco que tengo curiosidad por saberlo, por conocer aquellas experiencias personales que os han encaminado hacia esta maravillosa profesión. Creo que compartirlas puede ser enriquecedor para todos y también para aquellos que se estén planteando ejercer la logopedia y reciban estos boletines. Ya lo sabéis, la dirección redaccion@logopedia.net está abierta a todas vuestras historias.