Artículos Logopedia.net - Las Ciberconsultas en Logopedia a debate

Las ventajas que Internet nos proporciona a los logopedas son muchas, desde la posibilidad de obtener información muy costosa de conseguir por otras vías, hasta la facilidad y rapidez de comunicación entre nosotros y también con otros profesionales, con independencia de nuestra ubicación geográfica.

Acceso a bases de datos de organismos e instituciones; consulta de bibliotecas de todo el mundo; acceso y subscripción a revistas; compra de material previa consulta de catálogos; discusión de temas y problemas con otros colegas o profesionales afines bien por correo electrónico privado, bien de forma pública en Listas de Distribución (Logopedia, Communicate, Psicoeduc, Sid3voice, ORL, ...) como las que ofrece RedIRIS (red académica y de investigación financiada por el Plan Nacional de I+D y gestionada por el CSIC -Consejo Superior de Investigaciones Científicas-).

A lo largo de toda la geografía del Globo, encontramos incluso sitios, Webs, dedicados específicamente a la Logopedia, de los cuales algunos destacan sobre el resto. Entre todos ellos, en conjunto, tenemos un panorama más o menos exacto de cuanto está acaeciendo en Internet respecto a nuestra profesión y otras con las que la Logopedia guarda una relación de afinidad (Kuster [USA], Sauca [SP], Bowen [B], Brennan [TX], Wigforss, [SW], ... ). Poco a poco, cada día aumenta el número de logopedas que se introducen en la WWW y establecen contacto con estos sitios. Algunos se animan a ampliar este abanico de "nodos de información logopédica" con sus propias Webs. También paulatinamente, y en proceso ya imparable, las instituciones se están apercibiendo de la importancia y trascendencia de este relativamente nuevo medio y van tomando la decisión de tener una presencia en él más o menos activa (Colegios oficiales, Asociaciones, Fundaciones, etc.). Las empresas del sector, conscientes de la enorme potencialidad de negocio de este medio, hace algún tiempo que están invirtiendo recursos en ofrecer sus productos y servicios a través de la Red (Librerías, Editoriales, Empresas de Audífonos, Fabricantes de Software, etc.).

Como podemos observar, no es posible ya el medir el avance actual en la comunicación entre los expertos a través de Internet (logopedas, psicólogos, maestros, otorrinolaringólogos y foniatras, lingüistas y neurolingüistas, psicopedagogos, profesores de Técnica Alexander y otros profesionales de técnicas corporales, pediatras, neurólogos, ...) y tampoco podemos hoy por hoy predecir lo que nos depara un futuro cercano.

Pero no todo son ventajas. Existen ciertos problemas nuevos, intrínsecos a este nuevo entorno de comunicación, que conviene conocer y sobre los que deberíamos reflexionar.

Internet, hasta la fecha, se caracteriza por la ausencia de barreras de todo tipo, desde las fronteras transnacionales hasta las interpersonales. Cada día se alzan más voces que reclaman una regulación. Pensamos que ésta, en la Gran Red, es sólo posible -por filosofía del medio- por parte de aquellos organismos que ya tienen dicha función reguladora fuera de ella. Las Asociaciones y Colegios Profesionales deberán elaborar y/o adaptar los códigos deontológicos teniendo en cuenta también los problemas de la WWW.

Así, nos encontramos, por ejemplo, ante debates abiertos en Listas de Distribución entre profesionales sobre temas diversos que son seguidos de cerca -y en ocasiones con intervención- por pacientes o familiares de éstos, e incluso por estudiantes en busca de información y con frecuencia de "recetas" a aplicar en sus prácticas, casos, o problemáticas.

¿Y qué decir de aquellos profesionales que ofrecen consultas a través de Internet?, ¿cómo es la interacción con sus pacientes "virtuales"? No existe, que yo tenga conocimiento, ningún estudio ni encuesta sobre ello. ¿Pueden llegar a substituir estas consultas a las de gabinete o despacho? ¿Qué límites deben existir? ¿Qué legislación les es aplicable? ¿Qué acreditación deben poseer los Webmaster para garantizar tanto la fiabilidad como la calidad de la información? ... Estos y otros son muchos de los interrogantes que surgen de esta nueva interacción. Las posibles respuestas son importantes a la vez que delicadas.

A través de mi experiencia en Internet desde 1995, y con un servicio de consultas "virtuales", he aprendido que el profesional debe ser muy selectivo y muy consciente de las limitaciones de responder a un supuesto paciente al que no se ha visto. Actualmente, el rasgo común de las consultas que recibo por e-mail es un importante desconocimiento acerca de qué se puede esperar de la logopedia, de la importancia de acudir a la consulta de un profesional y, en muchos casos, de la capacidad del logopeda para resolver algunas patologías concretas. También encontramos búsquedas de "instrucciones" para resolver en casa su problema sin ir a consulta con un profesional. Anonimato, Rapidez y Gratuidad, son aspectos a tener en cuenta en este tipo de consultas.

La tecnología actual empieza a permitir, aunque todavía en condiciones muy pobres por culpa de las líneas telefónicas, una mayor interacción bidireccional terapeuta-paciente: asequibles equipos multimedia cada día más potentes, con tarjetas de sonido de características superiores a las antiguas "profesionales", videocámaras, módems y tarjetas de comunicaciones de alta velocidad, ... y un conocimiento del uso de estas herramientas y de Internet cada vez más extendido. Todo ello, pienso, muy útil en aquellos casos en que se precisa mantener una relación terapéutica paciente-logopeda cuando ésta se ve interrumpida por alguna circunstancia (enfermedad, viaje, etc.), o incluso en caso de darse algún determinado tipo de "urgencia".

Muchas de las consultas -de hecho la mayoría de las que recibo- solicitan bibliografía, direcciones de asociaciones o de profesionales en lugares específicos, ampliaciones teóricas, etc.; unas pocas pretenden una "visita virtual" y las menos, por ahora, solicitan una entrevista personal. En mi caso, no atiendo este tipo de "visitas virtuales", oriento en estos casos al paciente a solicitar la dirección de un logopeda cercano a su domicilio a algún organismo capacitado (Colegio Profesional, Asociación de Logopedia, Asociación profesional) cuyos datos de contacto facilito.

Pero, ¿qué sucede cuando un paciente o familiar de éste sigue una discusión entre profesionales sobre un problema que él deduce ser el suyo (sin haber sido por tanto diagnosticado) en una Lista de Distribución, -pública por naturaleza? ¿nos encontraríamos ante algo similar a lo que la medicina intenta combatir, la automedicación?

Por otra parte, ¿es lícita la discusión pública de un caso en una de estas Listas entre profesionales de la Logopedia, a veces con intervención de otros como Otorrinos, Psicólogos o Neurólogos, aun cuando se preserve el secreto de la identidad del paciente? ¿Debería quizás recurrirse para ello al correo electrónico interpersonal -privado- en lugar de a las Listas de Distribución o incluso canales de conversación tipo MIRC (Chat)?

Por ahora, es posible que la Gran Red tan sólo esté preparada para ofrecer orientación e información con páginas como las ya existentes, destinadas en su mayor parte a los propios profesionales. O quizás Internet sea un vasto campo por el que aún debemos acabar de aprender a movernos.

Haciendo "Ciencia Ficción" podemos pensar en un futuro quizás no tan lejano en el que la evolución de la tecnología permita una interacción paciente-logopeda (o paciente-equipo multidisciplinar) impensable hoy en día incluso en la clínica particular. En cualquier caso habrán de ser revisados los límites de la Red en la interacción paciente-profesional.

Hoy en día, sin embargo, al logopeda le falta mucha información multifactorial para poder abordar en condiciones una consulta "virtual" (motricidad, fisiología, postura, aspectos cognitivos, etc. En general, toda aquella información global necesaria).

Todo lo precedente son sólo unos apuntes para el debate. Puedo estar equivocado o tener la razón. Quizá haya que profundizar en muchos aspectos. Posiblemente los nacientes Colegios Profesionales deban elaborar un Código Deontológico en el que se tenga en cuenta también a Internet.

Desde aquí, a pesar de los pesares, animo a todos los logopedas a conectarse a Internet y a establecer vínculos entre ellos y con otros profesionales. La Gran Red no tiene una cosa: marcha atrás. Debemos pues introducirnos en ella y extraerle todo el jugo que podamos que es mucho, como muchas son sus posibilidades y beneficios para la comunidad logopédica.

Andreu Sauca

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